martes, 11 de septiembre de 2012

Pifiómetro, o según el sapo es la pedrada.

En ocasiones vamos a calificar qué tan grave fue el error o la deficiencia en la traducción que estamos analizando, con un simple sistema de puntaje que va del 1 al 5. Para que tengan una idea de los criterios que empleamos y no parezca pura arbitrariedad, aquí va una breve explicación de ellos.

1- Detalles menores. Si bien éstos no cuentan propiamente como errores, hay otras soluciones de traducción que valdría la pena considerar, ya sea porque son una mejor elección de léxico, suenen mejor, o se ajusten más a otros elementos del estilo. Aquí admitimos que estamos siendo quisquillosos.

2- Detalles pasables pero notorios. Aunque la traducción funcione, se hace evidente que no se puso el mejor cuidado. Podemos mencionar: usos españolizantes, frases forzadas, órden sintáctico descuidado, entre otros. Aquí también cabrían esas veces en que el traductor parece entender lo que se quiere decir pero simplemente no halló modo de expresar adecuadamente la idea en la lengua meta.

3- Errores de mediana gravedad. En éstos se nota la falta de atención y/o esfuerzo por parte del traductor, que se conformó con una solución que funciona aceptablemente, saca adelante el texto, pero definitivamente lo desluce. Cosas como una elección de léxico desafortunada, traducciones literales, calco de estructuras sintáctica de la lengua fuente, falsos cognados y otros ejemplos que le causan extrañeza al lector van aquí.  

4- Errores serios. Aquí empiezan los que definitivamente no son aceptables en un medio impreso que se respete. Incluimos en esta calificación: los errores de lectura que denotan carencias para comprender el texto, el medio y/o la lengua origen; las omisiones que alteran completamente el sentido, las traducciones literales palabra por palabra, y otros que de inmediato provocan incomodidad durante la lectura.

5- Error garrafal, los fatality de las traducciones, los que son intolerables y dañan tanto al medio como a la profesión. Son los mismos tipos de error que del punto anterior pero con un efecto peor para el lector, al grado que pueden confundirlo, alterar la narrativa y, en el peor de los casos, provocarle suficiente frustración para hacer que abandone la lectura.

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